9/2/08
EL HIJO DE LA MIGUELA
Salí de mi portal
paseando por aceras
y entre arbustos encontré
al hijo de la Miguela.
“Niño ¿por qué lloras?
¿no ves que ya es Noche Buena?”
Y el niño, con dulce voz,
me dijo que no me fuera,
que quería compañía
en una caliente hacienda.
A mi casa regresé
con el niño de Miguela.
“¿Y tu madre?” pregunté
“¿no puede darte la cena?”
Y el hijo de la Miguela,
con mirada y voz de pena,
me dijo… “se marchó con don Manuel,
el cura de la otra aldea,
a poner su cuerpo en venta”
“Mi madre me comentó,
antes de cerrar la puerta,
que al volver ya se traería
pavo y vino de la tierra”
No pude más que llorar
al sentir su voz serena.
No pude más que abrazar
al hijo de la Miguela.
copyright Chechu Arroyo ©
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