29/5/08

LLUEVE



Bogando en el mar de tu dermis.

En la planicie de cielo
de tus encantos
sobre el musgo,
que emerge de tu contorno
más excitante.
Llueve.

En esa bahía de placer infinito
emerjo como Fénix
cuando viertes en mí
el tangible
fulgor de tu llovizna.

Llueves íntimamente en mí
Tu aguacero es mi savia.

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