21/5/08
SALITRE EN LA PALMA DE LA MANO
Ya no quedan puertos tras nuestras ventanas
tan sólo el chocar del viento contra el alféizar
bajo la pálida mirada del eclipse
y la fiebre de un ángel en el abismo
Ahora todo se rompe
como un espejo eterno
del alba y del ocaso,
extendiendo su imperio
testigo único del mundo
La mar se enreda a los tobillos
y en mi garganta
la sal hunde sus raíces
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