La gota descendió de su rostro
rozando la pálida esencia de su velo,
sus almendros giraron el espejo
y la pupila decoloró lágrimas…
El instante penetró en triste llanto
y los ojos difuminaron el tiempo
con el color transparente
de un sollozo.
Sus labios tragaron las gotas
de dos astros que, desde arriba,
se hundían en ojeras…
Y el río se filtró
por los pasillos del espacio.
La lágrima cayó al vacío
y su gota se hizo árbol.
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