Genio fallido que aglutinas mi coraza,
susurro impalpable en la noche audaz,
deseos escondidos que yacen en cruel muelle
donde las almas aguardan estar, no más.
Sueltos los astros se despiden cada Luna
con lágrimas de silencios
y cadenas al pecho muerto.
Un nido de pájaros que se alimenta del viento…
Inútil melodía que suena al despertar.
No es la idea preconcebida
ni el sueño fatal.
Ni son las horas eternas
que se alimentan de mi soledad.
Guardo las caderas de mis brazos
en el rincón donde duerme el mar
y los brazos de mis huellas
se unen a la tierra con mi pisar.
Siento el frío que alcanza a mi sombra
el poema embotado que llora,
la cristalina capa que almuerza mis ojos
derretidos de infinitas mezclas.
Olores insípidos, malgastados,
desolados, amoratados, yertos,
espolvoreados en la angustia.
Se abren las puertas de la incomprensión,
vacías de sustancia blanca,
es negro el color de la ignorancia
y duele tanto no saber…
y creer que todo fue real.
Pero hiere el silencio con la noche,
aturde los sentidos de mi rostro.
Cae el poema,
cae la flor…
mis labios caen
y se devoran los momentos.
Cae la lluvia, cae al mar,
cae la ola, cae al mar…
y caen las lágrimas
como cenizas de agua libre.
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