No te sorprendas si,
al final,
disperso mis ropajes,
para el tiempo en que la serenidad
no alcance alegrías ni tristezas,
sólo un incontenible
llanto de suspiros absolutos,
una metamorfosis desnuda,
que deja inanimada
la rebeldía del pensamiento.
Me visto ya, liviana de colores,
con elocuencias que socorran
mi decir, sin socavar
los cimientos que me sostienen.
Y, sentada en el consuelo,
añado versos de esperanza,
que rescaten al amor de su escondrijo
y, clausuren el ayuno de mi alma.
al final,
disperso mis ropajes,
para el tiempo en que la serenidad
no alcance alegrías ni tristezas,
sólo un incontenible
llanto de suspiros absolutos,
una metamorfosis desnuda,
que deja inanimada
la rebeldía del pensamiento.
Me visto ya, liviana de colores,
con elocuencias que socorran
mi decir, sin socavar
los cimientos que me sostienen.
Y, sentada en el consuelo,
añado versos de esperanza,
que rescaten al amor de su escondrijo
y, clausuren el ayuno de mi alma.
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