24/1/08

PENÉLOPE




Cuando besaba
-hace tanto tiempo de esto-,
besaba con toda la boca y,
en ocasiones,
por los labios, el corazón y hasta el alma
se le escapaban sin freno,
Sus pasos son breves, seguros, ligeros…
Y la música depende de los zapatos con que acaricia el suelo.
Bajos: brisas y espumas.
Altos: retintines cascabeleros.
Y el talle cimbreante, como juncos al viento.
Nunca sonríe a medias.
Clara es su risa, a borbotones, con el rostro en pleno.
A menudo lo hace y pareciera exhortar al universo,
como las campanillas alborozadas de la espadaña del cielo.
Si en sus ojos divisas una lágrima,
diez, o un ciento, preocuparte no debes,
que son consecuencias del gozo que está sintiendo.
Y su pelo huele…
A jazmines o a cerezos;
a hembra con los pies en la tierra;
a sensible mujer asida a sus sueños;
a pasión por la vida;
a claveles;
a indómito brezo…
A eso, a eso huele su cuerpo entero.

1 comentario:

fgiucich dijo...

Una bella mujer en estuche poético. Abrazos.