9/2/08

De mí

Chechu Aroyo: Madrileño de nacimiento, agradezco a mis padres que me criaran entre los altos montes y verdes valles de aquella Asturias de principios de los setenta. Una Asturias aún minera, de un carbón sinónimo de pan y muerte.

De regreso a Madrid, conocí a Don Isidro, profesor de literatura y al que dediqué mi primer poema que decía así… Isidrín es un tontín, que le gustan las mujeres y se mea en las paredes, como un perrito pelele… lo que fue motivo para, tras un capón, hacer que sintiera placer por las letras. Él sí era un verdadero poeta.

Me considero, si debo considerarme de alguna manera, ciudadano del pensamiento, un soldado de la vida, con sus amores, gracias y decadencias y de la violencia, un muerto.

Chechu Arroyo

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