29/2/08

LA NIEBLA Y EL TIEMPO



Una, dos, tres, cuatro,…
cuántas veces, gran nube,
paseas callada entre riscos inertes.
Si pudieras hablarme,
despejar todas mis dudas
antes de disiparte.
Volverás, lo sé, puntual cada ciclo;
siempre te veo llegar, posarte lentamente
sobre el monte olvidado, longevo, quieto.
Tú y yo en silencio.
Si pudieras hablarme,
alargar tu presencia por estos parajes;
distraer mis horas vacías,
abrazarme a tu vaho y tu bruma.
Si pudiera yo hablarte,…
borraría el gris apagado de tu rostro,
cambiaría tu vestido de sombra
por uno de cola que te elevara hasta el cielo.
Compartiría contigo la eternidad de mi reloj,
un infinito intervalo, un lapso fabricado de algodón.
Por oír nuestras voces tan solo un segundo,
dos, tres, cuatro,…

2 comentarios:

nosotros-somos dijo...

Excelente en todos los terrenos de la literatura. saludos!

Luisa dijo...

No puedo leer este poema sin escuchar tu potente voz en el escenario, y tampoco puedo pasar por alto a la mujer que permanece escondida en la niebla. Yo lo sé. Lo sabe el cuadro que elegiste y el tiempo que tardé en descubrirla. Un beso.