10/4/08

ALQUIMISTA DE SOMBRAS


Tus ojos no me mentirán.
Ni el púrpura de tus ojeras.
Tampoco lo harán tus lágrimas
ni la duda que se balancea en tu iris perfecto.
Yo leo en ellos como una hechicera en los posos
del té. Veo tus caminos. Los prestados.
Aquellos que un día tomaste de otros, y que ahora
te niegas a abandonar. Son aceras.
Orillas de asfalto. Pavimento acerado y gris
donde un día rondaste al diablo.
Traicionaste a tu alma regalando muerte.
Veo palmas desnudas, dedos cruzados,
cuencas vacías y bocas herméticas.
Leo rendición. La tácita advertencia de una mudez
que pesa. Cabezas que se giran hacia otro lado.
Maletas secretas. Polvo blanco. Desnudez.
Oídos que se cierran a golpes de puerta.
Telaraña piramidal. Pérdida.
Tus ojos no me mentirán.
No lo hará tu boca. Ni tu voz. Tampoco tu piel,
mapamundi extraño de anáforas perdidas,
de rima veloz. De sonetos de miel e inacabados versos.
De anacrónicos poros y tibias melodías.
Lo hará el corazón que late, el alma que dormida,
inicua y vendida, romperá cadenas y huirá de tu cárcel.
Ella, sí, sí me mentirá, y estará perdida.

3 comentarios:

Camille Stein dijo...

Una belleza ante mis ojos...

Me ha sacudido el alma dormida.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Amarca descripción del mundo oscuro de los drogodependientes, del infierno en el que están inmersos y que solo podrán ser liberados por la de la guadaña...

Conmovedor...

Besos. Marga...

fgiucich dijo...

Ojos de mirar profundo como la hondura de este poema. Abrazos.