8/11/07

IBA NACIENDO


Iba naciendo
del útero inmenso de la vida, cuando
el fin de la infancia me alcanzó y
descoyuntando la placenta tuve que dejar
la gruta del sueño, la estación del tren de primavera
el nido que el jilguero pastorea
en la esquina superior
de la primera página de un cuento.
La iniciación
no fue un rito. Su llegada furtiva
quebró
el rostro de nácar que tenía y simplemente
hube de buscar
las señas de identidad del nombre.
Un
punto de inflexión, un radical aspecto
la pupila abierta me ofreció y a partir de entonces
defendiendo el silencio y la palabra
mi memoria se construye como la montaña,
como el mar, fuerte, decidida,
con la sonrisa de miles de partículas unidas, con
el registro insólito de los spots de los fotógrafos,
con las letras de canciones,
con el botín robado de los saqueadores,
espinas que penetran
blandiendo el hacha en el espíritu
sufriendo, amando,
siendo.



Del libro “¿Quién tiene nombre?”

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