8/11/07

LA IRA CONTRA EL TIEMPO

La ira contra el tiempo
que recoge los momentos en estuches amarrados
colgándoles
de argollas de nivel inaccesible,
suena persistente, recorriendo,
con sus tacones priet­os,
el pasillo embaldosado de mi cueva solitaria.

Sin saber,
el viento, repiquetea los cristales
llevándose en su vientre
las gotas transparentes que, de mi voz,
cayeron
en un labio adjetivo de tí, y sin saber,
la quietud espesa llena de lomos oprimidos
las cajas de polvo que olvidaron
la estructura de su nombre.

Entrelazándose,
el miedo y el silencio, muerden,
con sus bocas escarlata,
las yugulares tensas por la rabia contenida.
Mientras, en los rincones que las caderas de piedra dibujan,
ocultándose,
las arañas vengadoras recubren, con su tela cenicienta,
los harapos rotos de paciencia,
eclipsándose luego, salvajes, en espera de su presa.

¡Te maldigo a tí, a tí,
araña del tiempo,
y pienso destruirte a nada que dejes libre
uno solo de los tendones de mis dedos!
¡Te maldigo, una y mil veces,
te maldigo, te maldigo
como se maldice a los demonios,
con los dientes apretados
y las uñas clavadas en la carne!

Del libro “Eterno yacimiento”

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